sábado, 6 de diciembre de 2008

EL DESAFÍO DE RECUPERAR LAS RIENDAS DE TU VIDA

Hombre o mujer. Cualquiera puede ser víctima de una pareja destructora. No todos estamos preparados para identificar situaciones de acoso moral y manipulación perversa. Y no caemos en la cuenta de nuestro papel de víctima hasta que el peso de la evidencia es tan grande que casi acaba con nuestra vida. Un manipulador perverso es capaz de matar sin utilizar en absoluto la violencia física, solo con pausadas y frías palabras, y en cambio puede inducir a su víctima, presa de la impotencia y la desorientación, a caer en actos violentos, para redoblar su obra destructora de la integridad y la autoestima del otro, aumentando su confusión hasta convertirlo en un despojo humano.
Aquí te entrego elementos para que ayudarte a descubrir a esos seres nefastos que generalmente se ocultan tras una máscara de encanto y una apariencia incluso angelical.
Si has llegado hasta aquí, es posible que ya estés sumido en una situación de estas y necesites desesperadamente un marco de contención.
Este sitio se basa en experiencias de personas que estuvieron muy cerca de perder la cabeza y cometer errores fatales, y que muchas veces expusieron su salud al límite, mientras eran objeto de desamor y desprecio, dosificados con precisión 
quirúrgica y absoluta frialdad.

No es mucha la gente que realmente comprende esta problemática (incluso profesionales). Pese a ser una situación habitual y recurrente, la gente que no lo ha experimentado en carne propia no entiende, o no cree, que estas cosas sucedan. "¿Cómo una persona tan encantadora puede destilar tanta maldad a cambio tanta devoción?", se preguntan algunos. "Si es cierto y siguen juntos, será porque a ambos les gusta que las cosas sean así", dicen otros. Pero, en estos casos, la víctima no tiene nada de masoquista. Encuentran que su vida es un infierno, pero no hallan el modo de parar de sufrir. No saben hacia dónde ir, si hablar o callar, si hacer esto o lo contrario porque, a los ojos de su victimario, cualquier cosa que diga o haga estará mal.
Cualquier intento de mantener una discusión sana, con reglas, es totalmente desestimado o termina en un ataque violento, no ya a los puntos en discusión, sino a la propia condición de persona.
¿Es este tu caso? Entonces estamos hablando de lo mismo.
Salir de una relación así es duro y difícil.
Las lecturas que incluyo te servirán como herramientas para intentar sobrellevar la situación e incluso salir de ella lo más indemne que sea posible. La idea fundamental sobre la que debes trabajar es que absolutamente nadie tiene derecho a jugar con tu vida o hacerte infeliz.

A tu requerimiento, pongo a tu disposición mi servicio de consultoría personalizada, y organizo talleres sobre la temática para el ámbito familiar o laboral, en principio, en Santiago de Chile, por un costo razonable.

Roberto Vázquez - acoso.moral.contacto@gmail.com

GUÍA PARA SOBREVIVIR A LOS MANIPULADORES COTIDIANOS


Juan Carlos Vicente Casado


Los manipuladores cotidianos son esas personas que pasan por nuestra vida imponiéndonos su visión del mundo y su forma de hacer y sentir. Esos individuos que se aprovechan de una relación estrecha y afectuosa para satisfacer sus necesidades, sin importarle en absoluto los sentimientos de la otra persona. Si ahora mismo echas un vistazo a tu alrededor, seguro que te encuentras alguno.

Todos somos manipuladores. En mayor o menor medida, todos hemos empleado en más de una ocasión las estrategias de los MC, especialmente en la infancia. Pero cuando estas técnicas se convierten en el modo predominante de relacionarse con las otras personas, cuando uno acaba preguntándose si aquello es una relación de pareja o de amistad, o simplemente un intercambio comercial, seguramente sea más que una estrategia pasajera.

Aquí tienes unas pequeñas pautas para conocer qué es la manipulación, cómo se hace para adoptar una actitud manipuladora ante la vida, y qué recursos personales puedes desarrollar para hacerles frente. Seguramente también te sean útiles las recomendaciones sobre el empleo de la asertividad para mantenerles a raya.


Parte 1: La manipulación

No se puede sobrevivir a un conjunto de manipuladores cotidianos sin saber en qué consiste eso de la manipulación, así que vayamos con ello.

¿Es lo mismo la manipulación que el chantaje emocional, el acoso moral o el tan traído y llevado actualmente mobbing? No, pero casi.

Podemos decir que hay un continuo entre todas las formas de abuso interpersonal. En un principio podemos encontrarnos la manipulación como algo sutil, a veces incluso imperceptible, basado en el deseo de salirse con la suya a propia costa y en la inseguridad de la persona que la lleva a la práctica.

Cuando la manipulación es insuficiente se recurre al chantaje emocional: Hacer sentir miedo, culpa o vergüenza, y ejercer un grado variable de poder sobre esa persona. Si el chantaje tampoco funciona, empieza a plantearse la posibilidad de emplear la agresión física. El acoso moral, especialmente cuando se ejerce en el medio laboral (mobbing) supone un grado elevado de poder por parte de la persona que lo ejerce.

En el fondo, todo es lo mismo: Inseguridad del manipulador, que emplea técnicas para resolver sus problemas basadas en la agresividad activa o pasiva. Este individuo tiene un importante déficit de habilidades sociales, especialmente en el plano de la conducta asertiva, que le lleva a emplear primero medios sutiles para conseguir que los demás hagan lo que él quiere, y después cada vez más agresivos hasta llegar a la violencia pura y dura.


Parte 2: Los manipuladores

No te vayas a creer que el mundo está dividido entre manipuladores y no manipuladores. Más bien podríamos hacer la distinción entre "quienes en este momento emplean estrategias de manipulación" y "quienes en este momento no están pudiendo resistirse a las estrategias de manipulación de los otros". Que yo sepa, todavía en ningún manual de criterios diagnósticos aparece tipificado como tal el de "Manipulador Cotidiano" (y el día que aparezca cierro el quiosco, os lo aseguro).

Pero aunque no se pueda decir de alguien que "es un manipulador cotidiano" como se dice de él que es alto o bajo, sí que hay personas que tienen más papeletas para comportarse de esta forma. Aquí vamos a conocer algo más sobre quienes suelen actuar así.

Empezaremos conociendo sus pautas comunicativas más habituales. Esas frases o expresiones que deben ponerte automáticamente sobre aviso de que estás sufriendo un intento de aprovecharse de ti.

Continuaremos conociendo sus estrategias un poco más profundas, sus principios o esquemas, lo que he llamado "sus recursos".

Y, para terminar, ¿qué mejor que sus puntos débiles? En rigor este punto casi no habría que decir nada, porque bastaría con escuchar lo que ellos dicen. Como proyectan sus fallos en los demás...


Parte 3: Supervivencia

Una vez que sabemos qué es la manipulación, quiénes son los manipuladores cotidianos y cómo se comportan, lo que nos queda es aprender cómo hacerles frente.

Para afrontar las relaciones con los manipuladores cotidianos hay que seguir unas pautas que podemos sintetizar de esta forma:

  • Conocer los propios puntos débiles y reforzarlos. Las carencias del manipulador están en unos puntos. Las del manipulado en otros. ¿Cuáles?
  • Tomar la decisión de modificar la relación, a sabiendas de que va a suponer un esfuerzo considerable.
  • Mantener abierto el canal de la comunicación: Que no te cuelguen el teléfono.
  • Aprender a ser asertivos, tanto mediante técnicas de buena fe como defensivas.
  • Plantearse la supervivencia a la agresividad, sea activa o pasiva, como el mayor problema.
  • Recurrir a todas las posibilidades que permita el sistema legal para enfrentarse a la agresión.
  • No empeñarse en intentar cambiarles. Son así, y tendrán que convivir con su inseguridad. No hay que ser salvador de nadie, sólo compañero.
  • Tener siempre presente la posibilidad de romper la relación, y ejercer ese derecho en el caso en que sea necesario.


Tus puntos débiles

Antes de enfrentarte a ellos tienes que tapar tus puntos débiles, aquellas vulnerabilidades de las que se aprovechan para dominarte.

Básicamente son:

  • Baja autoestima.
  • Ser tan manipulador como ellos: Inseguridad, carencias afectivas, ansiedad ante la evaluación social...
  • Miedo: A pérdidas emocionales y físicas.

Aunque cualquiera puede ser víctima de manipulación, hay personas más proclives a ello. Para sobrevivir a los manipuladores, es útil detectar el punto débil que les ha permitido apoderarse del control sobre la vida de la otra persona en una o varias de las áreas importantes.

Los puntos débiles suelen estar relacionados con la baja autoestima, la necesidad de aprobación, y el miedo a la posibilidad de perder el contacto con la otra persona, los hijos o los bienes comunes.

Hay que prestar especial atención a:

  • LA AUTOESTIMA: Si te valoras en base al juicio de los demás, tienes tendencia a centrar la evaluación de tus acciones en los puntos negativos o te quieres poco, es probable que seas un objetivo fácil.
  • LOS RASGOS TÍPICOS DE LOS MANIPULADORES: A menudo las relaciones humanas son una batalla campal entre dos personas por el control. La presencia en el presunto manipulado de carencias afectivas, preocupación excesiva por la opinión de otras personas con relación a sus actos, baja autoestima, proyección o actitud agresiva son también puntos clave.
  • EL MIEDO A LA PÉRDIDA: Los manipuladores cotidianos establecen relaciones en las que arriesgan poco. Normalmente es la otra persona quien soporta el peso del vínculo, tanto en términos afectivos como económicos. De esta forma se sitúan en una posición de poder, al tener menos que perder que la otra parte ante la ruptura de la relación. Es casi seguro que el manipulado tenga miedo a la ruptura por todo lo que ha arriesgado en el proceso.

Basta con una de estas características para ser un manipulado en potencia. Y, ¿quién no está en una de las tres situaciones? Cuando das con una persona que quiere salirse con la suya a toda costa porque es la única forma de resolver su inseguridad, aunque tengas una autoestima normal te la irá minando hasta que caigas; aunque no emplees estrategias de manipulación te irán imponiendo su estilo de comunicación hasta que sólo sepas hablar mediante indirectas, "comentarios inocentes" y sugerencias. Y prácticamente todas las relaciones que establecen son asimétricas en cuanto al reparto de cargas. Cualquiera es, o puede ser, manipulador o manipulado.


Enfrentarse a las debilidades

¿Qué hacer para fortalecer tus puntos débiles de tal forma que sea difícil o imposible utilizarlos para aprovecharse de ti?

  • Puedes necesitar ayuda profesional.
  • Autoestima: ¿Estás seguro?
  • Manipulación: ¿Por qué salirme siempre con la mía?
  • Pérdida: Aceptación.

Antes de resolver los problemas interpersonales hay que abordar los intrapersonales. Los manipuladores se han aprovechado durante mucho tiempo de los puntos débiles de sus víctimas y sus ataques van a incidir en ellos cuando encuentren resistencia. Por eso es importante reducir al máximo esos puntos.liuba maria hevia

A veces es imposible hacerlo por uno mismo y hay que recurrir a ayuda profesional. En muchas ocasiones no es necesaria una psicoterapia amplia, puede bastar con unas pocas sesiones con objetivos específicos. Y el apoyo del profesional en muchas ocasiones es un punto favorecedor para afrontar los ataques posteriores del manipulador. Además, es muy importante detectar la presencia de trastornos de personalidad o patologías como la esquizofrenia o trastornos del estado de ánimo.

Si lo intentas por ti mismo, comienza por deshacerte de la autovaloración negativa. Tú no eres ni bueno ni malo. En todo caso, lo son tus acciones. No eres una persona exitosa o fracasada, haces cosas que salen mejor o peor, no puedes ser juzgado como persona ni por un juez, aunque sí algunas de tus acciones. Aciertas y te equivocas como cualquier otro, incluido tu manipulador.

Suele ser útil que anotes todas las cosas que van en contra de esa autovaloración que te está causando problemas. Esto te ayudará a convencerte de que eres como cualquier otra persona. Y no dejes de buscar ayuda profesional si no lo consigues por ti mismo.

Si te percibes como una persona manipuladora recuerda que no lo eres. Sólo empleas técnicas para salirte siempre con la tuya. Pregúntate ¿por qué? ¿estoy con esa persona por amor o sólo para que me mantenga física o emocionalmente? ¿Soy compañero, acompañante o esclavo? Dejar de comportarse manipuladoramente requiere un punto de madurez personal, aprender que amar no es exigir sino respetar a la otra persona tal y como es, y comprender que sois compañeros en un camino que no se sabe hasta dónde llegará.

Si tu punto débil es el miedo a la pérdida tendrás que preguntarte si temes al abandono emocional o a que te quiten todo aquello que diste más que la otra parte en la relación. En el primer caso se trata de un problema de aceptación; en el segundo, de darse cuenta de que eso es el fruto de errores pasados cuyas consecuencias hay que asumir y de una configuración injusta y parcial del medio social, hoy por hoy inmodificable.


Manos a la obra

Después de resolver tus problemas intrapersonales le toca el turno a los interpersonales.

Objetivo: Reequilibrio del poder en la relación, de tal forma que el reparto de cargas sea equitativo. Esto hace desaparecer la necesidad de manipulación.

Problema: Tienen demasiadas razones para no querer bajarse del burro.

Una vez controlados los problemas interpersonales que llevan a ser víctima fácil de los manipuladores hay que renegociar la relación de tal forma que las cargas sean similares para uno y para otro y el reparto de poder sea equitativo de tal forma que las decisiones se tomen por un consenso en el que es fundamental el punto de vista de ambos miembros.

Enfrentarse a una persona que se ha colocado en una situación cómoda en la que ostenta la mayor parte de poder en la relación, realiza las tareas menos peligrosas y consigue que los demás resuelvan sus problemas al mismo tiempo que se ha apoderado del control de todo lo que puede suponer autonomía para la otra parte, es un proceso difícil por varias razones:

  • El manipulador tiene la sartén por el mango. Haga lo que haga la otra parte siempre va a ir en su beneficio.
  • No permite comunicar o negociar sobre su posición de poder. Las únicas interacciones no prohibidas en la relación son las relativas a los incrementos de dominio por su parte.
  • Emplea una comunicación muy indirecta, con lo que resulta difícil poder plantear una estrategia asertiva o de negociación en el caso de que se aviniese a hablar (usualmente esto sólo sucede en presencia de terceros).
  • No tiene ningún problema en utilizar estrategias de chantaje emocional, acoso emocional o incluso violencia física o verbal en el caso de que vea cuestionada su posición de poder.
  • Busca los puntos débiles de la otra persona (que conoce a la perfección) y aunque se encuentren reforzados intenta entrar por allí.
  • Ha desacreditado socialmente a la otra persona, de tal forma que es difícil que pueda conseguir apoyos exteriores.


Hablar o no hablar

Cuando ven amenazada su posición de poder "cuelgan el teléfono": No permiten mantener comunicación con la parte dominada. Puedes...

  • Sacar el tema delante de terceros.
  • Ir soltando "pequeños comentarios" como hacen ellos.
  • Contar una parábola.
  • Abordarlo en una de las escasas situaciones en las que el manipulado tiene poder.

Hay pocas cosas más desagradables que finalizar una conversación telefónica sin despedirse. Cuando te cuelgan el teléfono en medio de una conversación porque la otra persona no quiere escuchar lo que le vas a decir es difícil que no te sientas fatal.

Aunque colgar el teléfono (no dejar hablar a la otra persona) es más una técnica de chantaje emocional que de manipulación, es lo primero que utilizan los manipuladores cotidianos cuando ven que se va a cuestionar su forma de poder o van a tener que enfrentarse a algo nuevo. Si las cosas se les complican suelen combinarlo con el enfado, que actúa como poderoso inductor de culpa en la otra persona, o también como generador de agresividad que les serviría para hacerse aún más la víctima. Pero aquí ya salimos de pleno de la manipulación para entrar en el terreno del chantaje.

Si quieres empezar a resolver tus problemas con tus manipuladores cotidianos tendrás que luchar por tener una relación equitativa, tanto si te hablan o te escuchan como si no. Lo más funcional es lograrlo mediante un proceso de negociación que a veces puede ser tan encubierta e indirecta como la misma comunicación que ellos utilizan.

No hay trucos para conseguir que se avengan a conversar en la intimidad. Algunas pequeñas estratagemas para conseguir que no te cuelguen el teléfono son:

  • Plantear el tema conflictivo cuando se encuentre delante una tercera persona. Pero ten cuidado: Las madres suelen apoyar a sus hijos por muy miserables que sean.
  • Dejarle que plantee otra conversación de las suyas, con sus sugerencias sobre lo que hay que comprar, lo mala que es tu madre o lo bien que hace las cosas, y expresar algún comentario indirecto (ahora uno, en dos minutos otro...) sobre el tema que tú quieres tratar.
  • Recurrir al empleo de parábolas. Cuentan en la Biblia que Jesucristo contaba pequeñas historias para ejemplificar sus enseñanzas, y que de esta forma quedaban mejor grabadas en las personas que le escuchaban. Tal vez no puedas hablar de lo que te ha hecho, pero sí de lo que le ha sucedido a tu vecina, a su madre, a tu cuñado, a... Cuando yo he utilizado esta técnica, lo he hecho inventando contenidos con personajes reales. Seguramente no se den por aludidos, pero tiene su utilidad.
  • Abordarlo en una situación en la que tú tienes el poder. Por ejemplo, mientras conduces y ellos van sentados cómodamente de pasajeros en el asiento delantero derecho. En ese momento no pueden utilizar el chantaje porque afectaría a la capacidad de concentración del chófer y tener un accidente, y no existe la posibilidad de escapar del coche en marcha ni ponerse a conducir porque se le caerían los anillos. En una situación así pierden buena parte de sus privilegios.


Asertividad de buena fe

Los intentos de afrontamiento pasan por recuperar el respeto hacia la persona del manipulador que se había perdido en la relación. Una vez superados los puntos débiles interiores, toca enfrentarse a los exteriores.

Esto se hace mediante técnicas asertivas: Si no cuelgan el teléfono, basadas en la negociación y expresión de los propios sentimientos para que el manipulador tome conciencia del efecto que su conducta produce en sus "seres queridos".

El afrontamiento de los problemas con los manipuladores tiene que hacerse siendo asertivos: Luchando por defender los propios derechos sin vulnerar los de la otra persona. Cuando no cuelgan el teléfono y permiten la comunicación directa es posible intentar un proceso de negociación que lleve a un compromiso viable. Cuando cuelgan el teléfono y la comunicación se vuelve imposible, se pueden emplear las técnicas asertivas "defensivas", que son las que permiten mantener la integridad ante los ataques de la parte manipuladora.

¿Por qué no siempre se obtiene éxito con las técnicas asertivas?

Pueden estar en una situación de poder. Si van subidos en el burro no van a tener ninguna prisa por bajarse.

Que generen tanto miedo que cuando se ponen "en plan" bloqueen a la otra parte que traga con tal de no sufrir sus amenazas o su ira.

Que sean más que simples manipuladores y entren en la categoría de "trastornos de la personalidad" del DSM-IV.

Los "cuelgues de teléfono". Que no dejen que la otra parte comunique.

Veamos cuáles son las técnicas asertivas DE BUENA FE:

INTENTAR LLEGAR A UN COMPROMISO VIABLE

Aunque con los manipuladores suele ser muy raro, en ocasiones se llega a una situación en la que tan legítimos son los derechos de la otra parte como los tuyos. En este caso, habrá que negociar hasta llegar a una solución que sirva a las dos partes. Se trata de ganar de un lado y perder de otro. Eso sí, sin vulnerar el respeto que sientes por ti mismo.

ESCUCHAR LA INFORMACIÓN QUE DAN SOBRE ELLOS MISMOS

Uno de sus puntos débiles es la falta de confianza en sí mismos, y la necesidad de aceptación por parte de las otras personas. Si atiendes a todo aquello que no supone intento de aprovecharse sino revelación sobre ellos mismos, es más probable que se sientan comprendidos y presionen menos para salirse con la suya. Además, podrás mantener conversaciones sin entrar en colisión por objetivos diferentes.

INFORMARLES SOBRE CÓMO TE SIENTES ANTE SUS ATAQUES

Aunque en ocasiones pueda suponer darles una cierta ventaja, informarles de que te están haciendo daño sin culpabilizarles les confronta con su propia estupidez. Es como decirles "no quiero ser como tú, prefiero respetar a las otras personas". Tal vez se pongan todavía más agresivos o aparenten crecerse, pero es posible que percibas cómo algo se tambalea en su interior.


Asertividad defensiva

Aunque no te dejen hablar, siempre vas a tener una oportunidad de demostrarles que ya no estás dispuesto a dejar que te pisen.

No pueden pasarse la vida sin criticarte a ti o a tus seres queridos. Esperan atemorizarte al hacerlo y salir reforzados en su creencia de que siguen teniendo el poder en la relación.

¡Pero no saben que ya conoces las técnicas asertivas defensivas! Poco a poco irás dominándolas y así conseguirás sobrevivir (aunque habrás pasado un poco de miedo...)

PERSEVERANCIA: EL DISCO RAYADO

¿A que te das por vencido cuando te imponen algo? ¿A que eres incapaz de decirles que no aun cuando ves que lo que están haciendo es injusto contigo?

Un viejo truco: Repetir una y otra vez lo que quieres, sin enojarte, irritarte, ni levantar la voz. ¡Y sin dar explicaciones o excusas, que te culpabilizarían! No debes temer acabar sonando como un viejo vinilo rayado. De esta forma les das a entender que no estás dispuesto a dejar que te pisen, y al mismo tiempo impides que cambien el tema de conversación para llevarte a su terreno.

LA RAZÓN PARA LOS TONTOS: EL BANCO DE NIEBLA

Esperan que te defiendas para poder atacarte más y más. Te critican injustamente para que te justifiques, con lo que implícitamente les estás dando la razón (el que se pica ajos come), o para que les respondas con otra crítica y les des pie a ponerte de vuelta y media.

Ni te defiendas ni contracritiques. Simplemente, escucha lo que te dicen, reconoce que pueden tener razón, no niegues lo innegable y expón tu punto de vista. Puede parecer que estás bajándote los pantalones y que tragas con todo, pero es otra forma de confrontarles con su propia estupidez. Cuando no reaccionas de la forma que esperan es fácil que se desinflen tras insistir un poco en lo mismo.

Esto es lo que David Burns llama la "técnica desarmante". Primero, le dices que tiene (o puede tener) razón en lo que nos dice, pero piensas de otra manera que le expones inmediatamente. Así, le comunicas que efectivamente has escuchado su mensaje pero que no estás dispuesto a renunciar a tus derechos porque a ellos les parezca que tienes que ser su esclavo.

CUANDO TE PILLAN EN UNA METEDURA DE PATA: LA ASERCIÓN NEGATIVA

¿Y si "realmente" has hecho algo mal? ¿Si has vulnerado los derechos de otra persona (sin darte cuenta, porque si ha sido deliberadamente será que nos hemos pasado al otro bando) y ellos se dan cuenta o son las víctimas? ¡Menuda te espera!

Ellos no asumen los errores: los proyectan en los demás. Si además encuentran que el otro ha cometido un fallo, les pones en su situación favorita: criticar, criticar y criticar. ¿Qué hacer cuando no hay escapatoria? Pues lo que ellos nunca harían.

Reconoce el error e incluso critícate a ti mismo. "¡Qué increíble error por mi parte!" Al mismo tiempo, tendrás que hacerle ver con tu actitud que el mundo no se acaba porque te hayan ganado la etapa en la misma línea de meta o seas el que menos vende en la tienda.

BUSCAR EL ÁREA DE CONFLICTO: LA INTERROGACIÓN NEGATIVA

Al igual que no debes tener reparos en reconocer que te confundes un montón de veces a la semana, tampoco debes tenerlo para explorar más profundamente el conflicto con esa persona. Así, cuando te critica le puedes pedir aclaraciones, como diciendo "vamos a ver qué es lo que no te gusta de mi comportamiento", mientras sigues asumiendo que el mundo no se acaba porque no le guste lo que haces.


Ante la agresión activa

Cuando una persona emplea la agresión activa es porque se ve tan indefensa que no puede salir de otra forma (el toro en la plaza) o porque es tan evidente que no tiene razón en su demanda que nadie le haría caso de otra forma.

La agresión activa puede ser psíquica (chantaje emocional, acoso) o física (violencia).

Las estrategias de afrontamiento pasan por capear el chaparrón de una forma asertiva (si no eres capaz de romper la relación).

De entre los tres tipos de comportamiento no asertivos, el agresivo puro es el más peligroso por el evidente riesgo de daño físico. Son personas que constantemente amenazan con la agresión, el abandono, o incluso hacerse daño a ellos mismos si no se hace lo que quieren.

a) MANEJO DE AGRESIONES Y AMENAZAS

  • Si sufres agresiones físicas denúncialo ante la autoridad competente. Aunque no sirva para nada le haces ver que no te vas a quedar con los brazos cruzados. Es posible que después repita las agresiones. Tendrás que repetir la denuncia y dormir con un ojo abierto, pero total... ya lo haces ahora.
  • Ante las amenazas, emplea técnicas asertivas. La mejor, el banco de niebla. También son útiles, según momento, la interrogación negativa y la auto-revelación.
  • Si tienes mucha confianza en ti mismo puedes probar a responderles de forma verbalmente agresiva (¡sólo en una o dos ocasiones!). La mayoría de las veces son sujetos que se crecen porque la otra parte no se defiende. Pero tienes que tener la absoluta seguridad de que puedes controlar la situación, porque las agresiones pueden incrementarse en un principio, o hacerte aparecer como el atacante.

b) TU COMUNICACIÓN

  • No llevarles la contraria directamente, ni criticarles. Son muy útiles la aserción negativa y la interrogación negativa. Si es un cliente o alguien con quien no vas a tener demasiada relación posterior aguanta el chaparrón empleando el banco de niebla y deja que se marche. Si en vez de ser asertivo te callas, asumirán que han ganado.
  • No les digas lo que tienen que hacer. Son tan inseguros que cualquier comentario sobre su comportamiento lo van a percibir como una crítica y se van a poner en el disparadero. Escúchales y deja que asuman las consecuencias de sus acciones.

c) TU POSTURA PERSONAL

  • Analiza sus comentarios. ¿Son ciertos o no? Lo más probable es que sean mentiras, o partes tomadas por el todo y sacadas de contexto. Y si son ciertos, ¿hay que ponerse así para resolverlo? A veces, es útil pensar que Son tan irracionales que sólo saben conseguir lo que se proponen a base de gritar, insultar, amenazar o pegar y lo más probable es que sólo sepan decir tonterías con apariencia lógica.
  • Si tienes una relación rompible con ellos, no te cortes: Corta. No van a cambiar. Bueno, tal vez sí: a peor. Si no puedes cortar, reconsidera la posibilidad, no vaya a ser que te hayas equivocado.
  • Ten resignación cristiana: Si no rompiste con ellos en su momento, no dudes que vas a tener el infierno en vida. Disfruta lo que puedas con quien puedas, y no te preocupe pecar (en aquello que no vulnere los derechos de otros) que ya bastante penitencia vas a llevar acumulada en tus años de existencia.
  • Como te va a matar a palos o a disgustos, ten preparada una especie de carta, cinta de vídeo o testamento en el que se detalle por qué te marchas antes de tiempo. Recuerda que la última voluntad de una persona va a ser creíble para todo el mundo. Somételes al mayor de los ridículos cuando ya no puedan hacerte nada.


Ante la agresión pasiva

La agresión pasiva es una modalidad sibilina y a veces casi imperceptible de manipulación. Son personas que no se atreven a atacar de una forma directa, y entonces recurren a los subterfugios.

Agresión pasiva se asocia a manipulación y chantaje emocional, y muchas veces también a violencia, pero en el otro sentido. A veces, las conductas violentas son una respuesta "habitual" ante situaciones sostenidas de agresión pasiva.

El afrontamiento pasa por ser asertivos (si no puedes romper, naturalmente).

La agresión pasiva se produce sin violencia visible, pero muchas veces es tanto o más dañina que la activa. Y más si pensamos que muchas veces ambas van combinadas. ¿Qué hacer? Básicamente se trata de ser asertivos y resistir la tensión en forma de chantaje emocional que te van a producir.

a) MANEJO DE AGRESIONES Y AMENAZAS:

  • Emplea las técnicas asertivas, según sea la forma de actuar de la parte manipuladora. Si es agresiva, las defensivas y si pasiva, las de buena fe.
  • No te des por aludido si no hay una amenaza directa. Es la mejor forma de que se vean obligados a plantear una petición también directa.

b) TU COMUNICACIÓN

  • Cuando empleen frases como "tú mismo", "como quieras" u otras que realmente tienen la intención de que hagas lo que ellos quieren, hazles caso. Interprétalas literalmente y haz lo que tú quieres.
  • Atiéndeles cuando se comportan de una forma civilizada, deshazte en elogios cuando sean capaces de negociar para llegar a un compromiso viable que beneficie a las dos partes...
  • Aprovecha las raras ocasiones en que parecen normales y comprensivos para contarles historias sobre individuos que conoces (reales o imaginarios) de las que se pueda extraer una moraleja sobre vuestra relación. Puede que se den cuenta de que se están pasando, aunque más tarde lo utilicen como argumento para atacarte.
  • Cuidado con las contracríticas: Es mejor que trates el tema de una forma aversiva, que contraatacar, ya que pueden desmoralizarse (ojo, que pueden amenazar hasta con suicidarse) o que cambiar el tema y crecerse. Debes estar preparado para las dos cosas, y saber que si se suicidan no ha sido culpa tuya y lo otro... bueno, pues una más.

c) TU POSTURA PERSONAL

  • Reza para que no les dé por denunciarte por malos tratos físicos, psíquicos o de pensamiento, que estos son capaces de todo por conseguir dinero. De todo lo que puedas, guarda los justificantes (hasta de la ORA del coche), que nunca sabes qué defensa vas a tener que emplear.
  • Ten fe en la asertividad. No para ellos, sino para ti. Si eres asertivo, es milagrosamente posible que sigas creyendo en ti mismo a pesar de todas aquellas críticas que escupan por la boca.
  • Si no quieren hablar contigo, no te preocupes. En lo que no hablan no critican ni proyectan nada.
  • No te creas lo que dicen. Aunque parece creíble, cometen con mucha frecuencia el error de tomar una parte por el todo, y lo aprovechan en su propio beneficio. Es casi imposible que seas tan mala persona como te quieren hacer creer.
  • Si tienes una relación rompible con ellos, no te cortes: Corta. Es poco probable que cambien a mejor. Te van a poner verde, te harán aparecer como el malo de la película y si tienes vínculos contractuales con ellos te sacarán hasta la última peseta, pero vale más pobre que amargado de por vida. Si no puedes cortar, reconsidera la posibilidad, no vaya a ser que te hayas equivocado. Y prepara las espaldas, porque van a convencer hasta a tu madre de que has sido un miserable aprovechado.
  • Disfruta lo que puedas con quien puedas, y no te preocupe pecar (en aquello que no vulnere los derechos de otros) que ya bastante penitencia vas a llevar acumulada en tus años de existencia.
  • Como te va a matar a palos o a disgustos, ten preparada una especie de carta, cinta de vídeo o testamento en el que se detalle por qué te marchas antes de tiempo. Recuerda que la última voluntad de una persona va a ser creíble para todo el mundo. Somételes al mayor de los ridículos cuando ya no puedan hacerte nada.

Fuente: http://www.psicologia-online.com/colaboradores/jc_vicente/index.htm


Roberto Vázquez - acoso.moral.contacto@gmail.com

"EL ACOSADOR MORAL DESTRUYE CON SONRISAS"


Entrevista a Marie-France Hirigoyen, a cago de Ima Sanchos, publicada en La Vanguardia, el 4/11/2001.

Lleva más de veinte años escuchando problemas de centenares de franceses. Pero no se dejó atrapar por su rutina de psicoanalista y cuestionó lo que ya nadie se cuestionaba. Sus colegas afirmaban que cuando un paciente es víctima de abusos psicológicos por parte de otros o están sometidos a voluntades ajenas, es porque ya les va bien, es decir: tienen un punto masoquista. "Yo veía que había situaciones en las que mis pacientes estaban siendo claramente aplastados o sometidos."
Su investigación fructificó en un libro: "El acoso moral", que publicó en el año 1998 y ha desencadenado un proyecto de ley en Francia y otros países europeos para luchar legalmente contra los acosadores morales.


En "El acoso moral" definía al perverso: individuos ávidos de poder y sin escrúpulos que utilizan a los otros para ascender.
Sí, gente sin sentimientos que acosa sistemáticamente a sus víctimas por medio de alusiones, descalificaciones y desprecio. Son seductores y destruyen con sonrisas, jamás se enfrentan directamente.
Defíname ahora a las víctimas.
El perverso vampiriza a personas inteligentes y con personalidad. Gente diferente, o bien más competente o muy atractiva físicamente. Suelen tener mucha lucidez a la hora de juzgar lo que pasa y lo dicen. En el fondo no son como corderos. El grupo quiere que todo el mundo funcione de la misma manera y las empresas que los asalariados sean dóciles y estén conformes.
Si son personas tan lúcidas, ¿por qué se convierten en víctimas?
El problema es que no se defienden bien porque no son ni cínicas ni perversas. Son personas con humanidad y el mundo del trabajo es cada vez menos humano.

Tras la publicación de su primer libro, Marie France Hirigoyen recibió miles de cartas en la que le decían: "Estás contando mi propia historia" y decidió continuar con la investigación. Por su parte, los medios de comunicación se interesaron especialmente por el acoso moral en el trabajo. El revuelo fue tal que fue llamada en audiencia por el Consejo Económico y Social de Francia a petición del primer ministro para que precisara con exactitud el término "acoso moral" en relación con el mundo laboral. Dos años después de la aparición de su primer libro, Hirigoyen publicó "El acoso moral en el trabajo".

Ocurrió un caso terrible en Francia. El protagonista fue un señor de 53 años que llevaba 20 años trabajando en la misma empresa en un puesto de responsabilidad. Su superior jerárquico, que tenía la misma edad que él, murió repentinamente y fue sustituido por un joven ejecutivo de 30 años recién salido de una escuela de administración de empresas que comenzó a acosarle moralmente.
¿Cómo?
Despreciándolo, burlándose de él y de su edad. Vigilaba todo lo que hacía como si fuera un chiquillo y lo criticaba constantemente. Le envió tres cartas consecutivas en las que lo acusaba de no realizar bien su trabajo, pero sin especificar qué era lo que no funcionaba. Al recibir la tercera carta, el señor se pegó un tiro en la sien, pero dejó escrita una nota dirigida al dueño y al director de la empresa: "No está bien lo que han hecho conmigo".
Terrible.
La viuda me vino a ver para que la ayudara a llevar el caso a los tribunales. En ese momento en Francia no había una ley al respecto y los abogados le dijeron que no se podía hacer nada. Finalmente encontró un abogado que aceptó el caso. Yo estuve en el tribunal como experta y el juez acabó relacionando el suicidio con el acoso moral. Fue el primer caso histórico en el que se reconoció el suicidio vinculado al acoso moral, pese a que todavía no había una ley.
¿Qué le pasó al acosador?
Nada, pero a partir de este caso la ministra de Justicia quiso que se legislara el acoso moral para que no quedaran impunes este tipo de agresiones. Y en eso estamos en Francia, en Portugal, en Bélgica, en Canadá, en Québec, en Brasil y en España. La UE quiere crear una directiva que se encargue del tema en el ámbito comunitario.
¿A partir de ese caso se plantea escribir el segundo libro?
Sí, el término "acoso moral" se comenzó a utilizar sin demasiada propiedad sobre todo en el mundo laboral. En mi segundo libro preciso con exactitud qué es acoso moral y qué no lo es en el trabajo.
¿Dónde están las confusiones?
Se confunde el acoso moral con el estrés y la presión laboral. Cuando un directivo o un jefe presiona a una persona es para que trabaje más. Sin embargo, en el acoso moral lo que se pretende es impedir que el otro trabaje bien para tener algo que reprocharle. En el acoso moral hay mala intención y no la hay en la presión laboral. También se crean confusiones en los conflictos. En un conflicto hay dos interlocutores que no están de acuerdo y que discuten con mayor o menor fortuna. En el acoso moral no hay discusión porque no se quiere resolver ningún problema. Al contrario, lo que se pretende es detener la comunicación.
¿Son muchos los que se sienten acosados sin razón?
Sí, muchos confunden no estar a gusto en su trabajo con estar acosados. Este término es muy reciente y va a hacer falta formar especialistas capaces de valorar una definición que invita a los matrices: "El acoso moral en el trabajo se define como toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud...) que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo".
Dígame cómo podemos estar seguros de que nos están acosando moralmente.
Cuando sospechamos que somos víctimas, antes de denunciarlo debemos intentar hablar con la persona que supuestamente nos está sometiendo a acoso moral. Si es verdaderamente un acosador, lo negará descalificándonos. También es importante hablar con una tercera persona para tener un punto de vista ajeno y escribir diariamente todos los episodios de esa relación. Eso nos servirá para reflexionar y para recordarlo en caso que haya que llevarlo a los tribunales.
¿El acoso moral se suele dar entre superior y subordinado?
Lo más común es que se produzca de arriba hacia bajo, pero se dan casos de horizontalidad e incluso de acoso ascendente. En cualquier caso el acoso moral que comienza ejerciéndose sobre un individuo acaba involucrando a más personas, porque el acosador lo que pretende es aislar y desestabilizar a la persona asediada sumando al mayor número de gente posible.
¿Y la gente se presta, participa?
La mayoría de las personas somos como corderos que seguimos al que nos parece más fuerte, ya sea porque nos seduce el poder o porque tememos al poderoso.
¿El acosador moral es un enfermo?
No, el acosador moral no está recogido en los manuales clínicos de patologías en la medida de que no es una persona que sufre, funciona bien mientras tiene una meta y pueda instrumentalizar a los demás para sus fines.
Algo debe sufrir...
No, él no sufre, considera que el otro es el irresponsable y el equivocado. Únicamente le interesa escalar socialmente y conseguir cada vez más poder.
¿Me va a desmontar aquello que nos contaron de niños del efecto bumerán?
Lo siento, aparentemente el acosador no sufre el efecto bumerán. Un individuo psicológicamente normal, cuando hace una cosa mal, tiene sentimientos de culpabilidad. Sin embargo, al acosador moral lo único que le preocupa es avanzar, no tiene moral.
Está a punto de convencerme... ¡Quiero ser una acosadora!
El mundo del trabajo cada vez coincide más con los rasgos del acosador en la medida en que hay que dar lo máximo de uno mismo y triunfar a toda costa. El acoso moral sólo es posible si el contexto lo favorece. Los métodos actuales de dirección y el cinismo que se da en altas esferas de la empresa favorecen el acoso moral.
Entonces, ¿un acosador moral nace o se hace?
Se hace. Pero la mayor parte de los agresores no fueron respetados en su infancia.
¿Son felices?
No, porque cada vez quieren más, son insatisfechos por naturaleza.
Pero son gente de éxito.
Sí, son individuos muy adaptados socialmente y reconocidos en su trabajo. En el mundo político, el acoso moral es prácticamente la regla y no hace falta ser un especialista para verlo. No sé en España, pero en Francia hay muchos en la política y en la alta dirección de empresas.
En todas partes cuecen habas, pero dígame: ¿son narcisistas?
La mayoría de ellos, sí. Pero también hay otros casos en que la situación los empuja a actuar como acosadores. En la medida en que en la empresa esté todo permitido, los trabajadores de base tenderán a utilizar mecanismos de acoso moral para sobrevivir a situaciones de exigencia.
¿Cuáles son las profesiones en las que más abunda este tipo de acosadores morales?
El acoso moral se da más en la empresa pública que en la privada. Porque, al no poder despedir a las personas libremente, las van desgastando con este mecanismo, y porque la jerarquía es más marcada. Los sectores más afectados por el acoso moral son la medicina, la educación y la administración pública.
¿La medicina?
Parece que en esta profesión, en la que sus integrantes se dedican a ayudar a otros, la relación que mantienen con los compañeros es menos importante. Hay bastante maltrato en organizaciones humanitarias y caritativas. Lo que realmente motiva al acosador no es tanto el dinero como el afán de poder y notoriedad.
Auténticos monstruos.
Y muy costosos para la empresa y la sociedad. La persona que es acosada queda impedida para ir a trabajar. En las encuestas que he realizado, un 70 por ciento de los acosados estuvieron de media 150 días al año sin ir a trabajar. Pero muchas de las víctimas no pueden reincorporarse al trabajo y caen en el paro.
Denos alguna buena noticia.
El acoso moral se puede prevenir, pero es tan difícil... La primera medida es introducir en la sociedad el valor moral y el respeto a las personas.
Entonces hay que empezar en párvulos.
Sí, yo creo que hay un verdadero problema en la educación, la violencia en las escuelas, tanto de ricos como de pobres, crece. En Francia, la ministra de Educación está intentando lanzar una campaña de fomento del respeto en las escuelas.
Lleva muchos años sumergida en el acoso moral, ¿cuál es su conclusión?
Me he dado cuenta de que muchas situaciones de acoso moral son producidas por políticas de empresa y por falta de comunicación. Por mucho que investiguemos el acoso moral, la figura del acosador moral nunca va a desaparecer. Creo que deberíamos centrar nuestra investigación en los déficits morales de las teorías de "management".
Juguemos un poco. ¿Históricamente, qué personaje fue un acosador moral?
François Mitterrand; un perverso narcisista, un personaje tremendamente ambicioso, que mentía y que cambió de chaqueta una y otra vez porque lo único que le interesaba era mantenerse en el poder. A su alrededor hubo gente que sufrió mucho, uno de sus ministros y su brazo derecho se suicidaron. Y su historia familiar también es muy complicada, a sus hijos los destruyó psicológicamente. Otro ejemplo podría ser Pablo Picasso.

Roberto Vázquez - acoso.moral.contacto@gmail.com

FENOMENOLOGÍA DEL ACOSO MORAL

El acoso moral, o manipulación perversa, como lo llama la Dra. Marie-France Hirigoyen, es un tipo de violencia mucho más común de lo que normalmente se supone, pero, por sus propias características, resulta muy difícil de identificar, especialmente por la víctima. Este artículo ofrece un panorama muy claro sobre la cuestión.




María José Edreira

Publicado originalmente en la revista LOGOS. Anales del Seminario de Metafísica, 2003, 36 131-151. Universidad Complutense de Madrid.




Resumen

El propósito de este artículo es describir el proceso por el cual un individuo o grupo de individuos aplica violencia –psíquica o física– en pequeñas dosis a otro individuo con la intención de desestabilizarlo y hacerlo dudar de sus propios pensamientos y afectos. De esta forma se arrebata al otro su identidad, se niega y elimina la diferencia con el otro. El objetivo de esta conducta es paralizar a la víctima para evitar que surja el conflicto, para que no pueda pensar ni comprender, mantenerla a disposición del agresor mientras sea útil y adoctrinarla. El proceso pretende pervertir moralmente a la víctima y destruirla lentamente para conseguir un crimen perfecto, se elimina a la víctima por inducción al suicidio o violencia física.
Llamamos a esta conducta “acoso moral” y la definimos como toda conducta abusiva –verbal o no verbal– que atenta por su frecuencia y repetición contra la dignidad o integridad psíquica o física de una persona.
Palabras clave: Acoso moral. Psicoterror. Violencia castigo. Mobbing. Perverso narcisista. Psicópata. Inducción al suicidio. Maltrato psicológico. Falsa seducción. Poder. Sumisión.


Abstract

The purpose of this article is to describe the process through one person or individuals from a particular group applies violence –psychological or physical– to another person in a small dosage with the intention of unbalancing and making him to be uncertain about his owns thoughts and affections. By this way such person destroys, denies and erases the other ones identity. This behavior has as objective to get that the victim cannot think or understand in order to avoid the conflict, keeping her/him at the disposal of the aggressor and transferring to her/him the aggressor ideas. This process intends that the victim becomes morally perverted, as well as to get a perfect crime through a slowly destruction. The victim is eliminated by suicide induction or physical violence. We call to this behavior “moral harassment” and we define it as each abuse behavior –verbal or non-verbal– that attends by its frequency and repetition against the dignity or psychological or physical integrity of one person.
Keywords: Moral harassment. Psychoterror. Punish violence. Mobbing. Perverse Narcissistic. Psychopath. Suicide induction. Psychological maltreatment. False seduction. Power. Submission.


Sumario

1. Introducción. 2. Perfil del acosador. 3. Perfil de la víctima. 4. El proceso. 5. Factores agravantes del proceso. 6. Acoso moral y discriminación. 7. ¿Masoquismo? 8. Acoso moral y acoso sexual. 9. ¿Violencia de género? 10. Acoso moral y legislación. 11. Bibliografía.

1. Introducción
Se dice que la enfermedad mental es la enfermedad del s. XXI. Médicos, psiquiatras y psicólogos sospechan que detrás de los casos de ansiedad severa y detrás de cada caso de depresión exógena en la que no está presente el duelo por un familiar directo, hay un caso de hostigamiento psicológico prolongado o acoso moral1.Los casos de depresión y suicidio han aumentando de forma espectacular en los últimos años en España. En el s. XXI la esclavitud adopta forma de psicoterror, el acosador moral es el amo. El proceso por el que se genera violencia es igual en las relaciones personales de pareja y familia que en las relaciones laborales o en cualquier otro ámbito social.
Para que exista violencia son necesarios al menos dos individuos, ninguna violencia es estrictamente individual, el suicidio tampoco lo es. La violencia surge siempre de la alteridad. Concretamente surge de la negación de esa alteridad, de una diferencia que no se tolera. En el caso de violencia simétrica ambos contendientes aceptan la confrontación. En el acoso moral la violencia es asimétrica, el que pone en práctica la violencia se define a sí mismo como superior al otro que sufre su violencia, el otro no tiene derecho a quejarse, es la “violencia castigo”. Las etapas las que se pretende aplastar a una persona para luego destruirla son iguales en todos los ambientes. El psicoterror es una tortura psicológica en la que se suministra la violencia en dosis pequeñas a la vez que se paraliza a la víctima con diversos procedimientos –similares a los que se utilizan en un lavado de cerebro– para que no pueda defenderse. De esta manera un individuo o grupo de individuos ejercen su poder sobre otro individuo sin que pueda defenderse. Es una violencia “limpia”, no hay huellas, los testigos no ven nada. El fin de esta violencia no es destruir al otro inmediatamente, sino someterlo poco a poco manteniéndolo a su disposición para poder utilizarlo. La destrucción del otro debe ser lenta para conseguir un crimen perfecto: no es el agresor el que mata, es el otro quien se mata. El suicidio del otro es el mayor triunfo del acosador moral, es exactamente lo que quiere.
Dar una definición de acoso moral es difícil, podríamos decir que se considera acoso moral a toda conducta abusiva consciente y premeditada que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una persona.
No en todos los trabajos de investigación sobre este problema se utiliza el término “acoso moral”, hay autores que prefieren hablar de acoso o maltrato psicológico, y en los trabajos de investigación de habla inglesa se suelen usar los términos “mobbing” y “bullying”. Se suele usar el término “mobbing” para referirse a los hostigamientos o persecuciones que tienen lugar en el trabajo, es una violencia que se desprende o encubre por una organización o institución y se realiza contra uno o varios individuos. El término “mobbing” incluye la violencia física en su definición. En 1986, el psicólogo Heinz Leymann2 fue el primero en usar este el término refiriéndose al ambiente laboral. Anteriormente, el etnólogo Konrad Lorenz en Consideraciones sobre la conducta animal y humana, había descrito conductas similares al mobbing en los animales. En 1972 lo usaría el médico Peter-Paul Heinemann para describir la conducta hostil de algunos niños con respecto a otros en las escuelas.
En Inglaterra se usa el término “bullying”, más amplio que el mobbing, incluye conductas que van desde las bromas y la marginación hasta conductas de abuso con connotaciones sexuales y agresiones físicas. El “bullying” más que a violencia de organización, hace referencia a la violencia ejercida por un individuo contra otros. El término “acoso moral” fue utilizado por primera vez por Marie-France Hirigoyen en Francia en 1998 – El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana – y se refiere a agresiones más sutiles y difíciles de advertir y probar sea cual sea su procedencia (individuo, grupo o institución) y en cualquier ámbito humano (pareja, familia, trabajo). En principio se excluyó de este término la violencia física y la conducta discriminatoria, no porque el acoso moral no contenga ambas conductas, sino porque en Francia ya había leyes contra dichas conductas.
Lo que pretendía conseguir Hirigoyen era una ley contra la violencia psicológica. En la actualidad existe en Francia una ley de acoso moral que usa el término en este último sentido.
El acoso moral en el trabajo tiene como objetivo intimidar, reducir, amedrentar y consumir emocional e intelectualmente a la víctima para eliminarla de la organización sin costes económicos. La decisión de acosar a la víctima puede partir de la organización o puede derivarse de la necesidad de agredir, controlar y destruir de un individuo con tendencias psicopáticas. En el caso de organizaciones o empresas que promueven y recompensan el mobbing se suele hablar de “bossing”. El acoso suele comenzar con una actitud consciente de ir a por la víctima y con la intención de utilizar contra ella violencia psicológica, rara vez violencia física o sexual. Se busca premeditadamente una violencia sin huella, lo único que se ve en el proceso es el progresivo deterioro físico y psíquico de la víctima, que es maliciosamente atribuido a su mal carácter, su incompetencia, su mala salud, etc. En ocasiones, sobre todo si el acosador moral es un superior jerárquico, durante el proceso de acoso se suelen agregar colaboradores al linchamiento moral de la víctima, ya sea por corrupción –seducción– o por coacción directa del acosador moral. “Mob” (mobbing) significa mafia, en estos casos se suele hablar de “gang” o banda de acosadores.
No en todos los casos de acoso moral hay colaboradores, si el acoso es en la pareja los colaboradores se dan en raras ocasiones y suelen ser familiares de cualquiera de los dos cónyuges seducidos por el acosador moral. En el trabajo suele haberlos, y entonces el proceso es más duro y puede terminar en violencia física menor con facilidad, la violencia física llega a mayores si, en momentos de calor, alguien pierde los nervios. El acoso moral se distingue en el trabajo de otro tipo de violencias esporádicas no sólo por su frecuencia y continuidad, sino porque la brutalidad del hostigamiento aumenta en función de la resistencia y el aguante de la víctima. El objetivo es que el trabajador abandone su puesto de trabajo y esto se consigue aumentando el hostigamiento hasta límites insoportables para la víctima.
El trato vejatorio y humillante tiene como objetivo acabar con el equilibrio y resistencia psicológica del otro, provocando su desgaste físico y emocional. El 90% de los casos de acoso moral en el trabajo terminan con el abandono de la víctima de su puesto de trabajo, y en muchos casos con un intento de suicidio, o suicidio consumado.
El acoso moral se produce en todos los ámbitos humanos: la pareja, la familia, la escuela, la universidad, la empresa. En el trabajo se práctica en todas las empresas donde el modo de organización lo permite, pero varía según el nivel sociocultural y los sectores profesionales. Los sectores profesionales donde más incidencia tiene es el terciario, el médico-social y la enseñanza. El sector más afectado es el médico-social: hospitales, centros de asistencia que se ocupan de gente vulnerable como ancianos, minusválidos físicos o psíquicos, organizaciones no gubernamentales, etc. Son centros de trabajo donde abunda el tipo de víctima que el acosador moral prefiere: personas con una elevada capacidad de empatía, sensibles y atentas a las necesidades de los demás y al sufrimiento ajeno. Es esta característica de la personalidad de las víctimas lo que explica la preferencia del acosador moral por estos lugares de trabajo. Son psicópatas incapaces de ponerse en la perspectiva del otro, en consecuencia vampirizan al que posee esa característica en un intento de recuperar su identidad. El acosador moral carece de las habilidades emocionales que sus víctimas tienen, piensa que al destruir a su víctima puede asimilar de alguna forma sus competencias interpersonales. Esto es lo que explica también la existencia de maltrato institucionalizado en algunos establecimientos de este tipo: al eliminar a las personas dotadas de empatía, se elimina esa habilidad del entorno y el psicópata se hace con el poder. El sector en el cual hay menos acoso moral es el de producción, sobre todo si es producción técnica. Sin embargo, en este sector cuando aparece el acoso la violencia es más directa ya sea verbal o física. Cuanto más se sube en la escala sociocultural y en la jerarquía de una empresa, más sofisticada y perversa es la violencia.
El acoso moral es un problema complejo, todas las relaciones humanas lo son.
Las interacciones entre acosador moral y víctima pueden variar notablemente de unas personas a otras. Es una vivencia subjetiva donde cada persona tiene un límite diferente de lo permisible. No todos nos sentimos humillados y ofendidos por las mismas cosas. El acosador es un depredador moral que plantea su relación con los demás como un juego mortal, una partida de ajedrez en la que él mueve las piezas de los dos jugadores, lo primero que hace es atar las manos del otro jugador. Es una batalla desigual y asimétrica desde su inicio porque el otro no sabe que le han declarado la guerra. El acosador moral juega con ventaja, él si que sabe que está en guerra, le ha declarado la guerra secretamente al otro. Si la víctima supiera identificar que se le esta declarando la guerra desde el principio, la batalla no sería tan desigual, no se plantearía en los mismos términos. Una de las cosas que caracteriza al psicópata es su cobardía. Las variaciones del proceso dependerán de la magnitud de la asimetría moral del acosador y del acosado y de sus respectivas experiencias previas. El acosador suele ir perfeccionando su técnica con cada una de sus víctimas (acosa en serie y de forma múltiple), un acosador experimentado no comete errores, usa colaboradores para el trabajo sucio, no deja pruebas, es brutal y seguro en sus actuaciones, no duda. Un acosado con experiencias previas desarrolla armas claras de defensa que pueden conseguir o bien disuadir al acosador en su inicio (si la relación no es laboral) o bien disminuir en lo posible las consecuencias para su salud y para su vida en general. Lo difícil para las víctimas es salir vivas y enteras psíquica y físicamente la primera vez que pasan por este proceso. Los psicópatas huyen de los psicópatas, las víctimas no siempre aprenden a identificar a un psicópata, y aunque lo hagan suelen ser perseguidas por él. Tanto hombres como mujeres acosan y son acosados moralmente. En este articulo se usan los términos acosador moral y víctima sin que ello suponga ninguna referencia al género.
El objetivo de este artículo es describir el proceso por el que alguien cosifica, aliena y ningunea a otro hasta destruirlo. Para entender el proceso hay que conocer la naturaleza de las dos partes implicadas en esta batalla desigual, la asimetría de los contrincantes: el acosador moral y su víctima.

2. Perfil del acosador
La mayoría de los expertos en personalidad hablan de personalidad psicopática o antisocial (Adams y Crawford3), personalidad narcisista (Hirigoyen4, Wyatt y Hare5), mediocridad inoperante activa (González de Rivera6), psicópata organizacional (Piñuel y Zabala7). Se habla de rasgos paranoides, en realidad el perverso narcisista se aproxima mucho al paranoico, son parientes cercanos y se llevan bien, pero tiene sólo parte de sus características de personalidad. Su perfil psicológico tiene las siguientes características:
  • Falta de empatía: son incapaces de ponerse en el lugar del otro, se centran ensí mismos pero buscan el apoyo de los demás. Son insensibles, incapaces de deprimirse y de experimentar auténticos sentimientos de duelo o tristeza. En sus relaciones interpersonales ven al otro como a una amenaza, les falta humildad para enriquecerse y aprender de los demás. Viven atemorizados por las capacidades de las personas que los rodean.
  • Irresponsables y carentes de sentimiento de culpa: tienen dificultades para tomar decisiones en su vida diaria y necesitan que otras personas asuman esa responsabilidad. Se defienden mediante mecanismos de proyección y de negación de la realidad, le adjudican la culpa al otro. Es consciente de que no tiene sentimientos y los simula para enmascararse ante los demás. No tiene sentimiento de culpa pero es un maestro manipulando este sentimiento en los demás.
  • Mentira compulsiva y sistemática: es su máxima competencia. Suelen llevar una doble vida y rehacen su vida privada con facilidad porque se hacen pasar por víctimas. Fingen la apropiación de las características que les franquean la confianza de los demás tanto en su vida privada, como en la profesional y social. Son impostores que fingen para dar imagen de buena persona. Se nota con claridad que mienten, pero sus mentiras son tan gordas y tan descaradas en público que las víctimas se suelen quedar anonadadas, paralizadas e incapaces de responder.
  • Megalomanía y discurso mesiánico: se colocan en posición de referencia del bien y del mal, tienen discurso moralizante, exhiben valores morales irreprochables, se presentan como personas religiosas o cívicas. Consiguen así dar una buena imagen de sí mismos, a la vez que denuncian la perversión humana. Suelen tener habilidad retórica pero su discurso es muy abstracto, no son capaces de ser concretos y cuando lo intentan pasan al extremo de los detalles insignificantes.
  • Encanto personal: entran en relación con los demás para seducirlos. Se les suele describir como encantadores, de ahí la reacción de asombro de su entorno cuando son descubiertos en su crimen. Esta capacidad de seducción está muy relacionada con su forma de mentir, suelen utilizar las historias de otros en las que se ponen a sí mismos como protagonistas sin la menor vergüenza.
  • Vampirismo y estilo de vida parasitario: siente una envidia muy intensa hacia los que parecen poseer cosas que ellos no poseen, sobre todo hacia los que gozan de la vida. Son muy pesimistas y la vitalidad de los demás le señala sus propias carencias. Para afirmarse tiene que destruir. Compensa su déficit de autoestima con el rebajamiento de sus víctimas y la exaltación de sus supuestas cualidades. En la vida privada sus parejas suelen ser muy optimistas y se casan con personas de las que puedan vivir. Intentan siempre buscar un alto estatus social aunque no lo consigan. Cuando hablan a menudo se refieren a personas de alto rango social con las que tienen relaciones, casi siempre estas personas sólo existen en su imaginación. En el trabajo consiguen que los demás les hagan el trabajo. Son incapaces de realizar tareas que otros harían sin la menor dificultad.
  • Paranoia: el perverso narcisista toma el poder mediante seducción, el paranoico por la fuerza. Los perversos narcisistas recurren a la fuerza física sólo cuando la seducción deja de ser eficaz. La fase de violencia física del proceso de acoso moral es en sí misma un desequilibrio paranoico. Cuando atacan los perversos pretenden protegerse, atacan antes de ser atacados. También tiene el tipo de mecanismo proyectivo propio del paranoico: se sitúa y se hace percibir por los demás como víctima de las personas a las que agrede, que supuestamente le han traicionado.
  • Manipulación premeditada: no manipula de forma aleatoria como haría un psicópata criminal. El psicópata organizacional tiene un objetivo meditado y deliberado: el poder. La táctica del psicópata suele seguir siempre el mismo patrón: fase de estudio y evaluación, fase de manipulación y fase de confrontación.
Los sentimientos de inadecuación son los que llevan al acosador a eliminar de su entorno lo que considera una amenaza, la víctima. Los especialistas suelen hablar de los “cadáveres en el armario” del acosador moral, suelen tener un pasado “criminal” en el que han eliminado a sucesivas víctimas tanto en el trabajo como en la pareja. La experiencia que adquiere en sus años de acoso le hace perfeccionar su técnica hasta convertirlo en un maestro de la inducción al suicidio. Se les considera asesinos psíquicos en serie. El acosador moral es un muerto en vida que necesita la imagen de buena persona que los demás tienen de él para sobrevivir, en su obsesión por mantener esta imagen se enmascara, se lava las manos, evita manchar sus manos de sangre y echa su responsabilidad a otros. Necesita colaboradores, una banda, la mafia.

3. Perfil de la víctima
No existe un perfil psicológico de víctima. Cualquier persona puede ser víctima de acoso moral. En el trabajo el acoso moral puede proceder del interés de la empresa por eliminar costes de personal, en estos casos se usa a alguien con “antecedentes” para conseguir que el trabajador a abandone su puesto de trabajo sin costes para la empresa. También se puede acosar a un empleado para impedir que se marche de la empresa porque es indispensable o muy útil y su marcha supondría un cambio de estructura costoso, en este caso lo que se pretende en que se sienta incapacitado para trabajar en otra parte, se le paraliza y se impide que piense con métodos de acoso hasta que llega a sentirse un inútil. Otras veces el acoso moral es iniciativa del acosador moral, que va escalando puestos cada vez más altos en el nivel jerárquico de la empresa eliminando a sus posibles competidores. Cuanto más poder tiene mayor número de víctimas tiene a su alcance. En estos casos y en sus relaciones privadas el acosador moral suele ser muy selectivo. Cuantas más víctimas tiene a su espalda más selectivo es, la víctima tiene que “estar a la altura”, la batalla debe merecer la pena. El acosador moral evita cuidadosamente a víctimas que podrían ponerlo en peligro: no se enfrenta nunca ni con otros perversos narcisistas ni con paranoicos. El acosador tiene preferencias, busca preferentemente aquello de lo que él carece, elige a sus víctimas por algo que tienen de más, por algo de lo que quiere apropiarse. Entre sus preferencias se suelen citar las siguientes:
  • Capacidad de empatía.
  • Responsables, con escrúpulos y sentimiento de culpa.
  • Transparentes, auténticas: a la víctima se le nota que se mueve por convicciones internas, no por sumisión a una norma, la opinión de los demás o intereses materiales.
  • Parecen ingenuas y crédulas. Simplemente a quien no es perverso le resulta imposible imaginar de entrada tanta maldad concentrada en un solo individuo.
  • Estilo no confrontativo.
  • Vitales y optimistas, transmiten su alegría de vivir.
  • En el trabajo suelen tener buenas relaciones con sus subordinados y despertar envidias entre sus compañeros y jefes.
  • Comunicación directa.
  • Sensibilidad, dones musicales o literarios.
  • Creatividad: suele arriesgar en sus ideas, no tiene miedo al fracaso porque sabe manejarlo emocionalmente.
  • Valora las ideas y los comportamientos, no el nivel jerárquico de la persona que lo manifiesta. Algún autor habla de “incapacidad para hacer la pelota”.

4. El proceso
El proceso es siempre el mismo, suele llamar la atención de los especialistas por su repetición, por las coincidencias de situaciones, frases y técnicas de manipulación en los relatos de todas las víctimas. Todos los autores hablan de fases. Hirigoyen habla de dos fases: fase de dominio (seducción perversa y manipulación) y fase de acoso (destrucción y violencia manifiesta). Garrido8 habla de tres fases: estudio y evaluación, manipulación y confrontación. Nora Rodríguez9 habla de fase sutil de control, fase explícita de control y fase violenta de control.
Aquí vamos a dividir el proceso en cuatro fases para ganar claridad en la exposición. Estas fases se solapan unas a otras porque el acosador necesita público, necesita a los demás para conseguir su objetivo: mientras maltrata a una víctima seduce o corrompe a sus colaboradores, cuando tiene a una víctima en las dos últimas fases, ya tiene a otra en las dos primeras fases. El proceso suele durar años tanto en la vida privada como en la empresa pública. En la empresa privada su duración media es de un año.
1.– Falsa seducción: fase de tanteo, el depredador olfatea a su presa. En esta fase el acosador moral estudia y evalúa las cualidades de su futura víctima y localiza sus puntos débiles, suele averiguar todo lo que puede de la vida personal de la víctima. El acosador suele comprobar en esta fase el estilo no confrontativo de la víctima, suele provocarla en público mintiendo descaradamente relatando como suya alguna experiencia que la víctima le ha relatado, la víctima se suele quedar paralizada, no sabe que hacer, no entiende que se pueda mentir con tanto descaro. Si la víctima pide detalles en público al acosador de la experiencia, dando a entender que se ha dado cuenta, el acosador cambiará de tema con facilidad. Si la víctima lo hubiese acusado en público de mentir la reacción del acosador hubiese sido muy agresiva y ese es el tipo de situaciones que suelen evitar las víctimas. La seducción es unilateral, es una seducción en una sola dirección. El perverso narcisista busca en la víctima la imagen amable, apacible y bondadosa que ésta tiene del seductor. Falsea la realidad y manipula las apariencias. No ataca nunca frontalmente, sino de un modo indirecto y por sorpresa para captar el deseo del otro. Capta a la víctima y la confunde intentando que siempre haya espectadores, de este modo crea un área de influencia en torno a su objetivo. Todo el mundo habla bien del acosador a la víctima y se presupone una relación especial, no necesariamente sentimental, o de adhesión moral de la víctima a su acosador que todavía no existe. En realidad la víctima no llega nunca a consentir libremente, está siendo manipulada, se le hace creer lo que no es, la relación está siendo distorsionada por el acosador. El acosador todavía no sabe si puede manipularla y eso es lo que intenta averiguar en la segunda fase: comprueba hasta donde puede llegar su influencia y poder sobre la víctima.
2.– Fase de manipulación o maltrato psicológico sutil. El depredador sigue tanteando el terreno, hace intentos de agresión leve a su presa y luego retrocede. En esta fase se desestabiliza a la víctima, el acosador moral trata de desestabilizar para transferir mejor sus ideas y conseguir sumisión, usa técnicas de adoctrinamiento y lavado de cerebro. Su objetivo es anular las capacidades defensivas y el sentido crítico de la víctima. El acosador utiliza la comunicación perversa: actitudes paradójicas, mentiras, sarcasmo, burla, desprecio. No utiliza estas armas como lo haría una persona normal, sino de manera sistemática y sin disculpas posteriores. Las víctimas suelen esperar una disculpa que nunca llega. La víctima no es consciente de que está siendo forzada, de que hay violencia, hay víctimas que durante esta fase piensan que son ellas las que conducen el juego. La guerra todavía no ha sido declarada y es eso lo que hace posible la violencia subterránea. No hay abuso de poder claro y la mayoría de las víctimas si son advertidas por terceros piensan que es imposible que algo así pueda sucederles. “Yo no soy víctima de nadie” es la respuesta que suelen dar a quien intenta avisarles. La víctima simplemente piensa que tiene un pequeño problema de comunicación con su agresor que se aclara hablando, hace intentos de hablar del tema pero su agresor no habla, elude la comunicación o niega el conflicto. Sin embargo, con su conducta no verbal está dando a entender que hay un problema: conducta esquiva, cuerpo tenso, etc. Niega la comunicación a su víctima para impedir que piense y reaccione, para que no comprenda nada porque no ha pasado nada. La víctima no recibe explicaciones y se ve obligada a interpretar, llega incluso a escribir a su agresor –especialmente si es su pareja– para pedir excusas por lo que inconscientemente hubiese podido hacer. El acosador no dice nada, insinúa, consigue deformar el lenguaje simplemente modulando el tono de voz. Dice una frase normal y su tono de voz hace que la víctima y cualquier observador imparcial lo interprete como una insinuación, un reproche o una amenaza. No levantan el tono de voz, no gritan, su voz es fría y monocorde. La víctima no sabe realmente que pasa, pero se nota muy sensible a todo lo que dice el acosador. Los mensajes del acosador son incompletos o paradójicos (en el nivel verbal dicen una cosa y en el no verbal expresan lo contrario), transmite así dos mensajes contradictorios, pero sólo reconoce el mensaje explícito, no el que sobreentiende la víctima. Este decir sin decir, más la mentira, el sarcasmo, la burla y el desprecio logra que la víctima no entienda su propia situación e impide que pueda reaccionar dando las repuestas adecuadas a su acosador. Mientras la víctima está ocupada en comprender los motivos de su hostigamiento, no cae en la cuenta de que en realidad no ha hecho nada y se la está desestabilizando. El acosador manipula el sentimiento de culpa de su víctima a la vez que la bloquea psíquicamente. Transmite instrucciones imprecisas y confusas a su víctima y la induce a cometer errores de los que la hace responsable. Si la víctima no comete errores, entonces la hace responsable de los errores de todo el departamento y de los suyos propios. La situación se agrava para la víctima si su agresor encuentra audiencia, su público colaborador y seducido, que es insensible a la humillación que padece la víctima.
En realidad el acosador se comporta en público como un bromista o un irónico gracioso, todo el mundo ríe e incluso participan. En este tipo de comentarios en público el acosador introduce con naturalidad en su discurso alusiones a conversaciones privadas que ha mantenido con la víctima. Los demás no lo notan, sólo él y la víctima conocen realmente el alcance de sus palabras. Mientras tanto el acosador prepara en secreto su siguiente paso. Maneja la envidia, los celos y las rivalidades entre compañeros de trabajo. Seduce mediante corrupción a parte de los compañeros de trabajo de la víctima. Detecta con facilidad a los más susceptibles de ser corrompidos, les ofrece lo que quieren. Hace promesas pero no termina de dar nada, dice que hay un obstáculo en el camino que se lo impide: tendría que hacer una reestructuración y no sabe en que puesto colocar a la víctima. Habla mal de la víctima a los superiores e inferiores jerárquicos: le atribuye errores, ineptitud, difunde calumnias sobre la víctima, la difama. Hace circular rumores – verdaderos o falsos– sobre su vida privada, su conducta dudosa, su estabilidad mental, su salud.
A estas alturas la víctima ya se ha dado cuenta de lo que pasa, lo ve con claridad e intenta nombrarlo. Lo comenta con amigos, familiares y compañeros neutrales en el trabajo, todos le dicen que se lo está imaginando, no puede ser, la víctima tiene manía persecutoria. Nadie ve el problema. La víctima duda y suele tener dos tipos de conducta posible: a) se muestra sumisa para evitar a su agresor, b) se rebela. Ninguna de las dos reacciones calma a su agresor, al contrario, las dos aumentan la agresividad de los ataques. Si la víctima es sumisa no está “a la altura”, el agresor incrementa la violencia psíquica para provocarla. Si la víctima se rebela se le llama la atención por su agresividad y malignidad. Esto es lo que instaura el proceso de dominación: la víctima debe actuar y pensar según las normas del perverso. En este proceso basado en el miedo el espíritu crítico de la víctima está bloqueado. La víctima existe en la medida en que se mantiene en la posición de doble del agresor que éste le asigna. Se trata de eliminar cualquier diferencia entre ambos.
“¡Todos igual!” es el grito de guerra de la banda contra la víctima.
3.– Psicoterror o fase de confrontación. El depredador acorrala a su presa y la ataca con ferocidad, algunas presas mueren de terror durante el ataque. El objetivo es destruir al otro y provocar sentimientos, actos y reacciones para que la víctima parezca responsable de lo que le pasa. La envidia se transforma en odio y se manifiesta cuando la víctima reacciona, bien sea por apoyo de terceros o por iniciativa propia, e intenta actuar como sujeto libre. Cuando el acosador moral nota que la víctima se le está escapando, desata su furor. La violencia es fría y verbal, puede haber violencia física menor y se incrementa en función de la fortaleza psíquica de la víctima. El acosador provoca a su víctima para poder acusarla ante los demás. Si la víctima reacciona con ira ante un desprecio, se hace ver a todo el mundo lo agresivo de su comportamiento. El acosador pretende presentarse ante los demás como víctima de un/a enfermo/a mental. Quien responde a la provocación aparece ante los demás como responsable de lo ocurre. El acosador mantiene a su víctima lo más aislada posible de los demás. Se traslada a la víctima a espacios de castigo similares a jaulas, “peceras” de mamparas de cristal o “armarios empotrados” en los que sitúan su mesa de trabajo mirando a una pared. Se prohíbe a sus compañeros que hablen con ella, se amenaza a los que apoyan a la víctima. Recibe ataques físicos leves como advertencia. Nadie habla a la víctima, con los objetos no se habla. Los demás la miran con reproche, algo grave habrá hecho para que la traten así. Si la víctima se basta a si misma y no le importa la opinión de los demás se incrementa la violencia. El acosador moral usa para la violencia a sus colaboradores, si los tiene. La violencia adopta las siguientes formas: gritos e insultos, control y seguimiento de todos los movimientos de la víctima, amenazas telefónicas, siguen a la víctima hasta su casa, llaman de madrugada a la puerta de su casa, amenazan a su familia con agresiones físicas, la banda la acorrala físicamente en actitud agresiva, zancadillas y empujones, hacen amenazas de agresión física, ocasionan daños en su coche o en su casa, amenazas por escrito con anónimos, insinuaciones sexuales o comentarios obscenos, amenazas de agresión sexual, etc. En esta situación la víctima hace tiempo que somatiza el problema y su salud está muy mermada. Su sistema inmunológico no responde, tiene infecciones frecuentes, problemas de piel, cansancio generalizado, insomnio, crisis de ansiedad, fiebre de origen desconocido, etc. Cuando el cerebro no aguanta tanta presión, tanto estrés, la hormona de la depresión se activa para dar la alerta, funciona como un mecanismo de supervivencia, si no se activase se produciría un fallo generalizado en el organismo con conclusión de muerte en pocos días. Si el médico de familia no reacciona a tiempo, medica a la víctima y la saca del entorno hostil con una baja laboral, el desenlace puede ser fatal. El acosador moral se sienta con frecuencia frente a su víctima y la mira fijamente y en silencio, espera su suicidio. En esta fase hay víctimas que se ponen deliberadamente en situaciones de peligro físico: accidentes de coche, operaciones quirúrgicas innecesarias, etc. Otras intentan suicidarse o se suicidan.
4.– Violencia física mayor. El depredador degüella a su presa. Su objetivo es aniquilar al otro. Es una continuación de la fase anterior y se suele solapar con ella. Las agresiones físicas pasan a mayores en el caso de víctimas “resistentes”. Son víctimas que entienden de repente el alcance real de la situación por ayuda de terceros o por sí mismos. Estas víctimas se sientan frente a su agresor y mediante conducta verbal o no verbal le dan a entender las siguientes cosas: “sé quién eres”, “sé que el problema está en ti y no en mi”, “¡se acabó!”. Las víctimas comprenden pero, al mismo tiempo “ven”. Poseen una gran lucidez que les permite nombrar la fragilidad y las debilidades de su agresor... Las víctimas perciben los comportamientos patológicos: “¡yo no me merezco semejante odio, ni por mi grandeza, ni por mi vileza!”. Cuando las víctimas empiezan a nombrar lo que han comprendido, se vuelven peligrosas. Hay que usar el terror para hacerlas callar...10.

5. Factores agravantes del proceso
Los factores que agravan el proceso y que pueden modificar su duración dependen del agresor, de la víctima y del entorno o ambiente en que se desarrolla el proceso. Se agravan tanto el proceso como las posibles secuelas para la víctima si la víctima tiene una dependencia emocional alta, auto-estima baja, es muy sensible, es adicta al trabajo, no tiene familia, etc. Si el proceso es en la pareja o la familia, las relaciones afectivas de la víctima con el agresor hacen que ésta sea más vulnerable, el proceso se suele alargar mucho en el tiempo Si hay una banda de colaboradores el proceso se acelera, la agresión física es más probable y la víctima sufre una doble victimización: una por su agresor, otra por el público que observa ya sea colaborador directo o consentidor. Influye también el que se consiga o no aislar efectivamente a la víctima, los apoyos de la familia, pareja, amigos y otros compañeros de trabajo son factores determinantes para la estabilidad psíquica de la víctima. La alianza del perverso narcisista con un colaborador paranoico asegura la aparición de la violencia física, el paranoico toma el poder por la fuerza, no por seducción. El paranoico carece también de sentimiento de culpa. Los perversos narcisistas suelen ser paranoicos leves, pero no todos lo son. El perverso controla al paranoico. Estas dos formas de tomar el poder se alían porque la víctima es la tercera forma de tomar el poder: por empatía. A un perverso narcisista se le reconoce por su tipo de discurso, a un paranoico por sus actos violentos, su actitud tiránica e inflexible y su rigidez de carácter. Los psicópatas rehacen su vida con facilidad, se hacen pasar por víctimas de un loco/a y despiertan así los instintos de protección de sus futuras víctimas. Las auténticas víctimas suelen tener secuelas, desde fobias hasta cambios irreversibles de personalidad, la gravedad de las secuelas suele depender de la duración y la intensidad la agresión. Algunos psiquiatras piden que se las considere “víctimas de guerra”, hay víctimas que no consiguen rehacer su vida laboral.
La víctima que sale del proceso en mejores condiciones físicas y psíquicas es la que identifica al agresor y al proceso en la primera fase, y toma decisiones adelantándose a la estrategia de asociación estímulo-respuesta del acosador. La víctima siempre pierde algo importante en su vida. En el trabajo si el acoso está institucionalizado o consentido hay que decidir entre el trabajo o la salud, aunque la víctima identifique al agresor, no se libra de él con facilidad. El acosador atacará primero a otros, pero suelen esperar una situación propicia de debilidad de su víctima: divorcio, recuperación de enfermedad, problemas familiares, etc. La futura víctima tiene que estar hipervigilante, todo el organismo está en situación de alerta continua, y se produce ansiedad crónica, estrés, o crisis de ansiedad severa con repercusiones serias para su salud. Las víctimas que salen del proceso sin secuelas psíquicas en la pareja, familia o escuela, son personas que han desarrollado naturalmente algo que ahora conocemos como “inteligencia emocional”. Los niños que salen psíquicamente ilesos de un proceso así practican espontáneamente algo que los especialistas llaman “distanciamiento objetivo”. Niños que comparan a su agresor con otros adultos de su entorno y se distancian emocionalmente de la situación.
Niños que miran a su agresor y piensan “sé que hay otros que no son como tú”.

6. Acoso moral y discriminación
El acoso moral es una conducta discriminatoria, es una agresión a la diferencia que tiene el otro. Se discrimina la diferencia en todas sus manifestaciones, físicas y psíquicas. La conducta discriminatoria se suele disimular porque está prohibida por la ley. Leymann observó que los disminuidos físicos sufrían acoso moral cinco veces más que los compañeros de trabajo no discapacitados. La conducta discriminatoria se suele disimular en todos los ámbitos sociales con conductas de agresión psíquica a personas que pertenecen a grupos marginales y a minorías: raza, enfermedad, orientación sexual, religión, creencias políticas, etc. Este tipo de acoso moral pretende disuadir al otro para que abandone la empresa o grupo social en el que hasta entonces estaba integrado sin que pueda probarse la existencia de conducta discriminatoria o parezca delictivo. La xenofobia funciona de un modo muy parecido a la descripción que hizo Lorenz de la conducta de acoso entre los animales: si el clan se siente amenazado desde el interior o el exterior, el miedo aumenta y el grupo se comporta de un modo cada vez más agresivo hacia los extraños de dentro y fuera del clan. Desde el interior del clan la mayoría del grupo persigue al miembro que tiene algún rasgo extraño o diferente; desde el exterior el clan se alía contra un intruso. Lorenz incluso describe como algunos animales mueren de miedo nada más iniciarse el ataque contra ellos.

7. ¿Masoquismo?
Hirigoyen ha revolucionado la psiquiatría y el psicoanálisis. El giro de Hirigoyen ha sido posible gracias a la ampliación de su campo de visión, a sus estudios de criminología. Hirigoyen está especializada en victimología y trabajó con el FBI en casos de asesinos en serie. Una de las cosas que estudia esta especialidad son las razones que conducen a un individuo a convertirse en víctima y los procesos de victimización. Para identificar al agresor se sitúan deliberadamente del lado de la víctima. Tras la observación de muchos casos clínicos le llama la atención la repetición del proceso, lo que compartían todas las víctimas. A partir de estos datos define la personalidad “perversa narcisista” (1998) que consiste en el establecimiento de un funcionamiento perverso en el seno de una personalidad narcisista.
Identifica al perverso narcisista como a alguien que repite continuamente su comportamiento destructivo en el trabajo, la familia y la pareja, como un asesino en serie. Hasta entonces este tipo de personalidad no aparecía reflejada en ningún manual de psiquiatría como trastorno, aunque si que se había identificado la conducta y se la consideraba una desviación del narcisismo, personalidad sociopática agresiva, psicóticos asintomáticos –sin delirio– o psicópatas, pero nadie se atrevía a nombrar la perversión de una violencia que no se ve. Freud no estudió a este tipo de perversos, estudió sólo las perversiones sexuales. El psicoanálisis comete varias simplificaciones, la más importante es considerar sólo lo intrapsíquico, sin tener en cuenta las relaciones circulares entre acosador, ambiente y víctima. Con esa simplificación el psicoanálisis no trata a la víctima como a lo que es, sino como a un cómplice masoquista. La víctima no es libre en este proceso, está paralizada por la agresión psíquica que ha recibido. Es una agresión, no un consentimiento. Considerar a la víctima cómplice e incluso responsable de un proceso así es negar la gravedad de los actos de su agresor. Es negar la intención del psicópata de destruir moral y físicamente a su víctima, es negar la existencia del asesinato psíquico. La víctima es inocente, el agresor es el culpable. Freud definió el masoquismo moral como la búsqueda activa del fracaso y del sufrimiento a fin de satisfacer una necesidad de castigo. El masoquista se complace en el sufrimiento pero se muestra pesimista. Según Hirigoyen esta descripción corresponde mejor a los agresores que a las víctimas. Las víctimas se muestran optimistas y se sienten liberadas al librarse del acosador porque el sufrimiento no les interesa. Hirigoyen sigue hablando de un cierto sadismo moral, no sexual, en el agresor.

8. Acoso moral y acoso sexual
La mayoría de los expertos consideran que son dos cosas radicalmente diferentes. Pero el acoso sexual se puede usar como instrumento para el acoso moral, puede ser un paso más del acoso moral. En los casos de acoso sexual puro en los que se pretende obtener favores sexuales reales y los casos de chantaje sexual con amenaza explícita de despido, el fin es conseguir favores sexuales y el acoso es el medio. Se han identificado hasta seis tipos distintos de acosador sexual que se corresponden con seis formas distintas de acoso sexual. Hay tipos de acoso sexual que tienen una dinámica próxima al acoso moral. Son los casos en los que no se pretende obtener placer sexual, sino que la sexualidad es utilizada como instrumento para controlar, humillar, intimidar y degradar al otro. En estos casos el fin es el acoso moral y la sexualidad un instrumento. El acoso sexual puro y el chantaje sexual no suelen darse en casos de acoso moral, los tipos de acoso sexual que si suelen estar presentes son el acoso de género y el acoso sexual ambiental. El acosador moral persigue controlar, degradar y humillar al otro en su totalidad, a la persona entera, no tiene un interés sexual por la víctima, pero no hay nada más íntimo que la sexualidad y nada más humillante que el ataque a la intimidad sexual. En el acoso moral suelen estar presentes las observaciones y comportamientos sexistas y las bromas de contenido erótico, sexual o pornográfico con la intención de crear un clima humillante, intimidatorio y hostil que afecte a la estabilidad psíquica de la víctima. Pero se usan este tipo de comportamientos en la medida en que el acosador nota que molestan a su víctima y con independencia del género del acosador y de la víctima. Las mujeres que acosan moralmente a otras mujeres también usan este tipo de arma. Al perverso narcisista le gusta la corrupción, corromper y los corruptos y entre sus colaboradores preferidos están el paranoico, el machista y el acosador sexual.

9. ¿Violencia de género?
Según los estudios estadísticos que se han hecho el acoso moral afecta por iguala los dos géneros: 55% de las víctimas son mujeres y el 45% hombres, la diferencia entre hombres y mujeres no es estadísticamente relevante. Todos estos estudios se centran en el ámbito del trabajo. Hay que tener en cuenta que cuando el acoso moral se institucionaliza se puede usar para encubrir un acoso de género. Las empresas en tiempos de crisis pueden decidir prescindir de las trabajadoras femeninas en favor de los varones
Las encuestas realizadas dan los siguientes resultados: Séller11 en Estrasburgo43,5% mujeres y 56,5 hombres; Leymann12 en Suecia 55% mujeres y 45% hombres; Piñuel13 en la Comunidad de Madrid 47% mujeres 53% hombres; Einarsen y Skogstad14 en Noruega 55,6% mujeres y 43,9% hombres. Todas estas encuestas indican que el acoso moral afecta por igual a hombres y mujeres. Todas excepto la de Irigoyen15 realizada en Francia: 70% mujeres y 30% hombres.
La propia Hirigoyen se muestra extrañada del resultado de su encuesta y admite que su estudio tiene límites metodológicos: es una encuesta hecha por correo a personas que han manifestado sufrir acoso moral. El resto de las encuestas están dirigidas a una población general de trabajadores, no sólo a los que manifestaban haber sido acosados, y aportan otros datos sobre la frecuencia con que se dan los casos de acoso moral en la población generalizada. Hirigoyen da como posible explicación o bien la atmósfera machista de los países latinos o bien que las mujeres explican con mayor facilidad que los hombres lo que sienten. Cabe una tercera interpretación: los resultados de su encuesta se aproximan sospechosamente a los resultados de una encuesta de acoso sexual. La misma Hirigoyen inicia su libro diciendo que quiere aclarar qué es y qué no es acoso moral porque ha recibido muchas consultas en las que se confunde acoso moral con acoso sexual y perversión moral con perversión sexual.
Estas encuestas muestran datos muy peculiares: el acoso moral suele darse frecuentemente entre personas del mismo sexo. Esto se debe –Leymann– a que en las empresas los trabajadores suelen reunirse en grupos del mismo sexo, aunque los puestos directivos están ocupados mayoritariamente por hombres. El acoso moral vertical (jefe a subordinados) actúa con más fuerza que el horizontal (entre compañeros). Hombres y mujeres practican acoso moral con independencia del puesto número de hombres y mujeres están más protegidos del acoso moral. Las diferencias de sexo tienen relación con la frecuencia del hostigamiento y con el estilo de acosar. La mayor parte de los hombres manifiestan padecer la conducta hostigadora una vez a la semana y las mujeres manifiestan sufrirla a diario. Los hombres acosadores morales eligen formas de ataque verbalmente más pasivas que las mujeres: los hombres hacen hincapié en los cambios de tareas asignando trabajos que hieran el amor propio de la mujer, ataques a sus ideas políticas y creencias religiosas, e intentan controlar la vida privada de la víctima; las mujeres acosadoras son más activas en dañar el nombre de la persona acosada con murmuraciones e insinuaciones sobre su forma de vestir, gestos, voz –su aspecto físico– y ridiculizan su vida privada.
El machismo encubre, justifica socialmente y colabora con el acoso moral. El psicópata varón que ataca mujeres se siente protegido y justificado por el machismo, y esto hace que ataque con más frecuencia y con mayor libertad a las mujeres. La psicópata mujer cuando ataca a un varón se suele escudar en el supuesto machismo, real o no, del varón al que ataca. El machismo ambiental colabora con el acoso moral pero para matar así hace falta ser algo más que machista, hay que ser psicópata. El acoso moral se enseña y se aprende pero para actuar así y tener éxito hay que “tener madera”.Supongamos una empresa en la que uno de sus departamentos de marketing tiene una estructura plana, horizontal, tanto los miembros del equipo de marketing como los del equipo de ventas reportan directamente al director del departamento. El departamento funciona bien y lleva años proporcionando a la compañía mejores resultados de ventas que el resto de los departamentos de marketing de la misma compañía. En el equipo de marketing hay más hombres que mujeres y en el equipo de ventas el número de mujeres duplica al número de hombres. Su director es promocionado y es sustituido por otro con fama de buena persona. El nuevo director dice estar agobiado por el trabajo, necesita mandos intermedios que le ayuden a sacar el trabajo. Selecciona premeditadamente para el puesto de jefe de ventas a alguien que pertenece a un grupo social especialmente machista, es gitano. En las reuniones del equipo de ventas el jefe dice claramente que las mujeres deberían estar en su casa y que la mujer que trabaja ya sabe a qué se expone. Critica sistemáticamente el trabajo de las mujeres y alaba el de los hombres, presiona a las mujeres y les duplica el trabajo. Advierte a las mujeres que no admitirá faltas al trabajo por problemas de salud de sus hijos y ofrece a su mujer para cuidar a los hijos de sus subordinadas en caso de que fuera necesario. Ofrece a compañeros, subordinados y superiores jerárquicos que su mujer limpie sus casas y cuide a sus hijos. Sus subordinadas se niegan a que la mujer del jefe limpie su casa o cuide a sus hijos. Para hacer una demostración de fuerza despide a una mujer y contrata a un hombre en su lugar. El jefe de ventas decide que las reuniones del equipo no se hagan en la oficina sino en su casa, su mujer cocina muy bien y así el ambiente será familiar y podrán tomar alcohol, nadar en la piscina, etc. Los subordinados alucinan, ¡es el colmo del machismo!. El jefe de ventas ¿es un acosador moral? no, ataca de frente y en público, es un jefe difícil para una mujer; ¿es acoso de género? sí, se trata a las mujeres de modo distinto porque son mujeres y hay comentarios sexistas; ¿es un posible acoso sexual? sí, se está situando a las mujeres en posición de manifiesta inferioridad propiciando el ambiente para posibles acosos sexuales; ¿por qué ofrece a su mujer?, ¿por machismo?, ¿es algo más? sí, es una cortina de humo y un arma para el acosador moral. Las mujeres se rebelan y deciden hablar con el director de departamento. El director les dice dos cosas: a) él no es responsable del nombramiento de esta persona para el puesto, él se opuso pero el director general le impuso a esta persona, b) la política de la Compañía – la ética de la empresa – prohíbe y sanciona con dureza los comportamientos discriminatorios tanto los racistas como los sexistas, él hará lo que pueda para contener al jefe de ventas pero ellas deberán meditar sobre si su conducta hacia su jefe es racista, deben aceptar las reuniones en su casa porque el jefe de ventas se siente discriminado y sólo quiere confraternizar. Las mujeres necesitan la protección del director y “le hacen la pelota”.
Él está disfrutando de la situación, las mujeres nunca le habían hecho tanto caso, es encantador pero físicamente repulsivo. De repente, todo el mundo nota que el director comienza a vestirse como Al Capone, se engomina el pelo, usa pantalones con tirantes y trajes muy caros con chaleco. El director reúne a su equipo de marketing y dice que necesita un jefe de marketing, ha pensado en X para el puesto. X es un buen profesional con mucha experiencia y un curriculum brillante, es físicamente muy agraciado, está felizmente casado y no tiene mayores ambiciones, es feliz y se le nota. Todo el mundo piensa que X está en una situación de privilegio porque el director necesita su ayuda, necesita aprender de él para hacerse competente en su nuevo trabajo. En sus reuniones con las mujeres de ventas el director les dice que X es un incompetente, que engaña a su mujer, que tiene una amante en la empresa y que hay rumores de que es un acosador sexual. ¿Es esto simplemente un directivo que ha leído El príncipe de Maquiavelo en sus cursos de formación?, ¿es un simple “divide y vencerás” para ocultar su ineptitud para el puesto de directivo? no, es un psicópata disfrutando del poder, un acosador moral preparando el ambiente para sus fines, que tenga éxito dependerá en gran medida de la solidez moral de “su público”.

10. Acoso moral y legislación
No es necesaria una ley de acoso moral, en España tenemos suficiente arsenal legislativo contra este tipo de conducta, el problema está en poder probar el delito. En Francia es suficiente la declaración de un solo testigo, en España el tipo de prueba necesario depende del procedimiento legal que se elija para denunciar. La ley de acoso moral francesa ha sido un fracaso porque cuando una ley describe en detalle una conducta delictiva, cualquier modificación en esa conducta queda fuera del delito. La imaginación de un psicópata no tiene límites a la hora de burlar la ley, simplemente se lo tomarían como una autorización para hacer todo lo que no contemple la ley. En Francia se esta intentando derogar. Sólo en la Constitución Española y en el Estatuto de los Trabajadores hay ya suficientes leyes. En la Constitución Española el acoso moral viola los siguientes derechos fundamentales: derecho a la dignidad personal (art. 10), derecho a la integridad física y moral (art.15), derecho al honor, a la intimidad personal y a la propia imagen (art. 18.1), derecho a la igualdad y a la no discriminación (art. 14), libertad ideológica y religiosa (art.16). En cuanto al Estatuto de los Trabajadores la protección contra este tipo de delito está recogida en la Sección Segunda, derechos y deberes laborales básicos, art. 4 y en al art. 50.1. La Ley 14/86 General de Sanidad art. 10 y los artículos 123 y 127 de la Ley General de Seguridad Social también se vulneran en el acoso moral. Se está intentando conseguir que el acoso moral sea identificado y reconocido por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y esté considerado como una enfermedad profesional y un accidente de trabajo en la Ley General de la Seguridad Social. La ley de Prevención de Riesgos Laborales ya contempla la exigencia de responsabilidad por incumplimiento de protección al trabajador (art. 14,15,22 y 42.1).También se aplican los artículos 1902 y 1903 del Código Civil sobre la reparación del daño causado a otro por culpa o negligencia, los artículos 316 y 176 del Código Penal sobre protección de la salud e integridad física y la Ley Orgánica 14/1999 sobre protección a víctimas de malos tratos. El acoso moral se puede denunciar vía penal, vía civil y vía laboral. Magistrados y abogados están estudiando cuál es la mejor forma de llevar un caso de acoso moral, algunos piensan que al no tratarse de un solo delito sino de un conjunto de delitos la mejor acción es el procedimiento llamado “tutela de los derechos fundamentales”, que permite activar los artículos 180 y 179-2 de la Ley de Protección Laboral, activando la distribución de cargas probatorias por la que o bien hay que demostrar el daño causado a la víctima o bien acreditar un conjunto de actos que describan un ambiente de acoso moral. Para demostrar el daño causado a la víctima no es necesario mostrar un cuadro clínico de estrés o síndrome depresivo reactivo, se trata de cualquier daño: físico, psíquico, económico, familiar, etc. Se denuncia no por el proceso –acoso moral– sino por los delitos que se cometen y por las consecuencias para la vida de la víctima. De esta manera se puede denunciar a cualquiera que imite esta conducta sea psicópata o no, e independientemente del éxito que tenga con su conducta. En los últimos dos años se han ganado unos 20 casos de acoso moral en España. En alguno de estos casos la víctima se había suicidado y se ha conseguido demostrar el nexo causal entre el maltrato psicológico y su muerte. Hay abogados que ya están especializados en este tema y hay referentes jurisprudenciales que pueden ser citados.

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6 González de Rivera, José Luis, El maltrato psicológico, Espasa Calpe, Madrid 2002.
7 Piñuel y Zabala, Iñaki, Moobing. Cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, Sal Terrae,Santander 2001.
8 Garrido, Vicente, El psicópata, Algar, Valencia 2000.
9 Rodríguez, Nora, Moobing. Vencer el acoso moral, Planeta prácticos, Barcelona 2002.
10 Cf. Hirigoyen, M-F, op. cit., pág. 130.
11 Seiler Van Daal, B., Evaluation du barcèlement moral, tesis para el título de doctor en medicina, Estrasburgo 2000.
12 Leymann, H., op. cit.
13 Piñuel y Zabala, I., op. cit., encuesta Barómetro Cisneros I, violencia en el entorno laboral, mayo 2001.
14 Einarsen, S. y A. Skogstad, Bullying at work epidemiological findings in public and private organizations, en European Journal of Work and organizational psychology, vol. 5, nº2, 1996.

15 Hirigoyen, Marie-France, El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso, Paidós, Barcelona 2001.
Roberto Vázquez - acoso.moral.contacto@gmail.com